¿Es el bienestar la ausencia de todo tipo de malestar, sufrimiento o síntoma? La verdad es que parece que la respuesta es un poco más compleja… El bienestar parece ser el resultado de un proceso en el cual ese malestar, sufrimiento o síntomas son escuchados, quedando el bienestar como una sensación de tranquilidad que se logra después de atravesarlos. Malestar, sufrimiento o síntomas resultan ser incómodas señales de alarma de que algo debe ser cambiado, transformado, en nuestro interior o en nuestra vida, en nuestros vínculos, espacios que habitamos o situaciones en las que nos desenvolvemos. Malestar, sufrimiento y síntomas lo que traen consigo es un mensaje de ¡CAMBIO! Urgente y necesario de realizar en una o varias áreas de nuestra vida.

¿Qué sería de nosotros sin malestar, sufrimiento o síntomas? Es difícil imaginar lo que ocurriría, aunque probablemente existiría un nivel menor de movimiento en nuestras vidas, quizás nos quedaríamos inertes, inmóviles, durmiendo en los laureles de trabajos insatisfactorios o relaciones abusivas que por sí solas no nos movilizarían para alcanzar un mayor bienestar, a pesar de que tuviéramos consciencia de ellas. Probablemente veríamos el vaso medio lleno y seguiríamos en la misma situación, resignados. 

Malestar, sufrimiento y síntoma (a veces en ese mismo orden), son aquellos amigos salvadores que nos ayudan a problematizar la real dimensión que adquiere en nuestra vida un aspecto deficitario o negativo. Síntomas físicos o emocionales terminan siendo la gota que rebalsa el vaso para decir hasta acá no más llegamos, sumario interno para decidir qué se queda y qué se cambia. Benditos síntomas e incluso trastornos que gracias a ellos podemos decidir empezar el camino que nos llevará al verdadero bienestar, no al de ocultar lo que nos ocurre, sino el de resolver el enigma que nos tiene preparada nuestra existencia.

Gilyan Riveros Medina

Psicóloga Clínica, Universidad de Santiago de Chile 

Especialización Humanista Transpersonal, Universidad Diego Portales